La medicina contra la inquietud no es la inacción. Si uno desea plantar un jardín, construir una casa, hacer un sermón, o cualquier otra cosa, no logrará su objetivo si se limita solamente a orar. Debe estudiarse la situación cuidadosamente. Debe haber una consideración que conduzca a la acción. Pablo no olvida ninguna de estas dos cosas. En efecto, la primera la tenemos manifiestamente declarada en el v. 8 y la segunda en el v. 9. Por otra parte, sin embargo, es una realidad también que la consideración
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